martes, 15 de marzo de 2011

Sin título

Bostezo. Larga y descaradamente, abriendo mucho la boca. Al terminar, me limpio una lagrima que se me escapa e ignoro al profesor, que me regaña por mis malos modales. Normalmente no soy así, me suelo comportar, pero en clases como esta me resulta imposible. Al fin y al cabo, debo demostrarle al profesor cuán aburrida me parece su lección y él mismo.
Miro el reloj del móvil. Han pasado 10 minutos desde que comenzó la clase, 25 desde que me levanté a toda prisa, y unos 12 desde que llegué. Pienso todo eso mientras guardo el móvil lentamente y devuelvo la mirada a la nada, con mis parpados pesando y un algo en mis oídos que convierte todo lo que dice el profesor en un zumbido molesto.
Y mi mente en un blanco impecable.
Para evitar dormirme, paseo la vista por la clase, que en sí misma es deprimente. Rostros pálidos aburridos como yo, otros durmiendo y otros atentos, aunque mas parece que solo lo sigan con la mirada. El aula, iluminada con luces de neón y las persianas cerradas (no vaya a ser que veamos el exterior y nos animemos).
Mi viaje se detiene en la ventana, en un pequeño resquicio por el que veo el cielo azul, brillante y las hojas de un árbol. Me sumerjo en mis pensamientos. Los pájaros están en un silencio sepulcral hoy, precisamente. Parece que solo están cantarines cuando yo quiero dormir. Hoy, que necesito oír algo que no sea el profesor, se callan. Malditos.
Seguramente, en algún otro lugar del mundo, alguien estará durmiendo, alguien se aburrirá como yo o estará trabajando. Alguien, es este momento, llora, ríe, come o incluso canta. Habrá mas gente en clase, otra se estará acostando o estará de fiesta. Y yo, en clase, les dedico mis pensamientos, más que a la persona muerta hace muchísimo tiempo de la que habla el profesor.
Miro el reloj. Han pasado 5 minutos. Diablos. Me rindo y miro al profesor, intentando captar algo de lo que dice. Un momento... ¿No estaba hablando de ese mismo tipo al comienzo de la clase con las mismas palabras? ¿Y la clase anterior? ¿Y la otra?... Creo que ha entrado en bucle, con su monótono tono de voz.
Oh, una novedad. Alguien llama a la puerta, a los veinte minutos del comienzo de la clase. Entra jadeante, con la cara colorada, sudando y despeinada:
—¿Se puede? —pregunta sin aliento.
—Anda, pasa —responde a su vez el profesor, sin apartar los ojos del libro.
¿Quien demonios viene a estas horas, tan tarde? Soy yo y me quedo en mi casa hasta la hora siguiente... Oh, es verdad, si soy yo.
… ¿Eh...? Espera un momento. Yo estaba en mi pupitre, aburriéndome desde el comienzo de la clase...
Me encuentro en la puerta, agarrando con fuerza el marco, como para no caerme, mirando mi pupitre y los rostros que me miran fijamente, con cierta sorpresa. ¿Qué esta pasando?
Me muevo hacia mi mesa, que cada vez esta mas lejos y la gente todavía me mira.

Abro los ojos. Estoy mirando el techo de mi cuarto. ¿Un sueño? Debe serlo. Tener tanto tiempo libre no me hace ningún bien.
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Mi mente es un maldito caos a las 5 de la madrugada.

1 comentario:

  1. Como le decía la madre de ted a ted... nunca pasa nada bueno después de las 2 de la mañana.

    Ah, y .... el día que estés aburrida pensando en lo aburrida que estás... piensa que yo estoy en la universidad aún más aburrida y obligada a atender a unos señores a los que les importa una mierda si aprobamos con tal de cobrar a fin de mes, y que se dedican a quejarse de lo poco que estudiamos, mientras me paso todas las putas tardes en la biblioteca tratando de meter en mi cabeza montones de palabros que tarde o temprano olvidaré como la mayor parte de lo que ahora aprenda... Puede que no te sirva de nada, pero dicen que mal de muchos....

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